Y veo llover desde la ventana.
Lo veo de reojo,
mientras rezo en tu altar,
con la lágrima más apenada,
llamando en la entrada.
Y grito como odio el número tres,
como odio
esta quinta tormenta de septiembre.
Y recuerdo cómo te fuiste
sin decir palabra,
dejando cojo un hogar
un plato vacío en la mesa.
Hiciste las maletas.
Te fuiste sin más,
dejándonos en el eterno septiembre
del que seguro, tardará en despertar.
Lo veo de reojo,
mientras rezo en tu altar,
con la lágrima más apenada,
llamando en la entrada.
Y grito como odio el número tres,
como odio
esta quinta tormenta de septiembre.
Y recuerdo cómo te fuiste
sin decir palabra,
dejando cojo un hogar
un plato vacío en la mesa.
Hiciste las maletas.
Te fuiste sin más,
dejándonos en el eterno septiembre
del que seguro, tardará en despertar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Las palabras y las opiniones nos ayudan a enriquecernos. Los viajeros de esta expedición queremos llegar a nuestro destino mucho más ricos.