Luchando
por tu propia patria,
manteniendo
su mirada
y
dejando su piel en mis armas.
Mantiene
el dedo en mi gatillo,
me
mantiene la mirada
y
arrasa con mis sentimientos,
se
sigue acercando con temor
a
los fallecidos del mismo dolor,
con
la pena de muerte en su corazón.
Me
acaricias con tus manos teñidas de azul,
y
con tus palabras saladas
sin
recordar la última de mis miradas,
sin
recordar la bala en mi garganta
y
un cargador en el pecho.
Ahora
las moscas consumen mi cara
y
los gusanos horadan mi pecho esquelético.
Recuerdo
el último tiro que me diste,
desnudos
y curándonos de la batalla.
Mas
decidiste acabar con tu único camarada.
El
único de tu vida que escarbara a tu corazón
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Las palabras y las opiniones nos ayudan a enriquecernos. Los viajeros de esta expedición queremos llegar a nuestro destino mucho más ricos.