domingo, 31 de enero de 2016

Cupido

Y dejamos por imposible
aquel cielo incierto mar de dudas.
Pero nació un beso, aquel tan dificil,
tan dificil de olvidar;
pues fue lento,
pero rápido en mis labios.
Para ti salado,
para mi el néctar más dulce jamás catado.
Y entonces te fuiste,
remataste aquel hechizo.
Ese que me hacía tu esclavo.
Ese que rechazaba el olvido.
Pues mi alma se convirtió en arco,
mi corazón en fechas,
mi carne, dulce pecado, tu sierva,
Y pasaran los años,
ese mortal presidio.
Y mis flechas, como órdagos lanzadas,
buscaran el corazón de mi vella dama.
Y para que me creas, tallaré, Cupido,
en cada flecha.
Y si me equivoco,
pobre damisela,
el amor nacerá en ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las palabras y las opiniones nos ayudan a enriquecernos. Los viajeros de esta expedición queremos llegar a nuestro destino mucho más ricos.