Nace en Sevilla en 1902 y muere a los 61 años en México D,F., es decir, en 1963. Fue un destacado poeta y crítico literario español, miembro también de la Generación del 27.
Con tan sólo 9 años empieza a leer poesía y poco más tarde un profesor lo anima a escribir versos y se los corrige. En 1919, a los 17 años, comienza a estudiar Derecho en la Universidad de Sevilla, al año siguiente, muere su padre.
En 1923 deja la Universidad para hacer el servicio militar, en 1924 vuelve a la Universidad y en 1926 termina su carrera.
En 1927 publica su primer libro, Perfil del aire; un año después, fallece su madre y decide irse de Sevilla, comienza una nueva etapa en Madrid.
En 1938 decide exiliarse a Inglaterra, este exilio se acaba prolongando a México donde enseña literatura en el colegio Mount Holyoke, en 1952 se enamora de Salvador Alighieri, hombre que había conocido ya en 1951.
En 1963, muere.
Su obra
Su gran obra poética es La realidad y el deseo, repertorio de diversos libros desde 1936 hasta su muerte.
En su obra influyó Bécquer y las vanguardias. Escribía poesía de amor triste u nostalgia.
En sus libros más originales, como es La desolación de la quimera, sus versos se hacen más prosaicos y reflexivos.
El tema central de su poesía es la expresión de su íntima insatisfacción ante la vida, dicho de otra manera, el conflicto entre la realidad y el deseo, de ahí el nombre de su obra.
He aquí Donde habite el olvido:
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
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