miércoles, 25 de febrero de 2015

¿De qué obra estamos hablando? (I)

Viajeros, tienen un nuevo reto. ¿Se atreven a identificar las obras literarias a las que pertenecen los siguientes fragmentos? Los primeros viajeros que lo consigan tendrán su recompensa.


Texto I
Se acometieron a todo el correr de los caballos. Quebraron las lanzas, y los caballos se juntaron con tanta violencia, que los dos caballeros cayeron al suelo, y todos creyeron que habían muerto. Tenían trozos de lanza metidos por los escudos y hasta por las carnes. Mas como ambos eran ligeros y vivos de corazón, se levantaron en seguida, se arrancaron el hierro de la lanza, y echando mano a la espada fueron uno contra el otro. La lucha parecía desigual, porque el rey Abies llevaba un palmo de estatura a cualquier caballero, y sus brazos parecían de gigante. Los golpes de espada eran tan vivos y repetidos, que parecía que luchaban veinte caballeros.

Texto II
Era tanto el deseo que el enamorado Timbrio y las dos hermosas hermanas Nísida y Blanca llevaban de llegar a la ermita de Silerio, que la ligereza de los pasos, aunque era mucha, no era posible que a la de la voluntad llegase; y, por conoscer esto, no quisieron Tirsi y Damón importunar a Timbrio cumpliese la palabra que había dado de contarles en el camino todo lo por él sucedido después que se apartó de Silerio. Pero todavía, llevados del deseo que tenían de saberlo, se lo iban ya a preguntar, si en aquel punto no hiriera en los oídos de todos una voz de un pastor que, un poco apartado del camino, entre unos verdes árboles, cantando estaba, que luego, en el son no muy concertado de la voz y en lo que cantaba, fue de los más que allí venían conoscido, principalmente de su amigo Damón, porque era el pastor Lauso el que, al son de un pequeño rabel, unos versos decía; y, por ser el pastor tan conoscido y saber ya todos la mudanza que de su libre voluntad había hecho, de común parecer recogieron el paso y se pararon a escuchar lo que Lauso cantaba, que era esto:

Texto III

–Abindarráez, quiero que veas que puede más mi virtud que tu ruin fortuna. Si tú me prometes como caballero de volver a mi prisión dentro de tercero día, yo te daré libertad para que sigas tu camino, porque me pesaría de atajarte tan buena empresa.
El moro, cuando lo oyó, se quiso de contento de echar a sus pies y le dijo:
–Rodrigo de Narváez, si vos eso hacéis, habréis hecho la mayor gentileza de corazón que nunca hombre hizo, y a mí me daréis vida. Y para lo que pedís, tomad de mí la seguridad que quisierais, que yo lo cumpliré.
El alcalde llamó a sus escuderos y les dijo:
–Señores, fiad de mí este prisionero, que yo salgo fiador de su rescate.

5 comentarios:

  1. Texto II: La Galatea de Cervantes. Texto III: Historia de Abencerraje y de la hermosa Jarifa, obra anónima.

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  2. Texto I: "Amadís de Gaula", cuya primera edición de 1508 es de Garci Rodríguez de Montalvo

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  3. Muy bien, David. Has descubierto a qué obras pertenecen los dos fragmentos.

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  4. Fran, nos has desvelado a qué obra pertenece el primer texto.

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  5. Texto I: "Amadís de Gaula", cuya primera edición de 1508 es de Garci Rodríguez de Montalvo.
    Texto II: La Galatea de Cervantes.
    Texto III: Historia de Abencerraje y de la hermosa Jarifa, obra anónima

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Las palabras y las opiniones nos ayudan a enriquecernos. Los viajeros de esta expedición queremos llegar a nuestro destino mucho más ricos.