miércoles, 6 de abril de 2016

La combinación perfecta




Cuando fuimos al parque del retiro fue un momento muy especial porque nos alejamos de todo el ajetreo y el caos de la ciudad. Nos adentramos en lo que parecía otro mundo. Un oasis de tranquilidad que a medida que lo descubrías te hacía creer que estabas en el mismísimo paraíso. Los árboles, los arbustos, los caminos; todo era tan natural, tan puro. Ya no estábamos en la ciudad de Madrid. Nos encontrábamos en un Madrid verde, humano; un Madrid con una belleza inefable, un Madrid que percibías por los sentidos. Podíamos oír el cantar de los pájaros, podíamos observar la belleza que desprendía la naturaleza, podíamos tocarla, podíamos sentirla. Todo aquello era una perfecta amalgama de armonía y serenidad.

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