Recuerdo
el éxito como un mito
pero
a veces vuelve en forma de caricias,
para
recordarme que esta bien
y
que no hace falta llorar para ser humano.
Sonreír
vasta para dar a conocer que sangras,
el
llanto es débil
la
sangre fuerte,
por
eso recuerdo tu salvación como un pequeño favor
un
favor que remedio cada día con cada grito de agonía.
Estoy
en medio del abrazo del esqueleto y las garras del lobo
y
solo encuentro el dolor del rechazo en las dos
y
huyo de mi mismo,
para
irme con la soledad y el dolor.
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