Vives en tu mundo, en un mundo en el nadie te
comprende. Cruzas la calle y al llegar al otro lado te encuentras con otro
mundo, con otra ciudad. Edificios muy pequeños para que tú te sientas muy
grande, las baldosas de la acera te incrustan adrenalina por todos los poros de
tu piel, cada paso adelante que tú das, es un paso atrás que da tu tristeza.
Los carteles publicitarios ya no anuncian malas noticias, ni muertes, ni
atentados, ni accidentes, solo anuncian tu vida, solo anuncian lo que hay en
esa ciudad, felicidad.
Sigues caminando y notas que te sube la adrenalina,
miras las muy pequeñitas tiendas que te hacen sentir aún más grande. Los
pétalos de las flores tienen palabras escritas que si las tocas se te incrustan
en la piel y ya son tuyas para siempre, verbos, sustantivos, adjetivos... tuyos
hasta el fin de tus días. Esas palabras marcan el 50% de quien vas a ser en tu
nueva vida, vida de felicidad, de amor, vida en la que ocurrirán cosas grandes,
cosas que solo te harán crecer.
Las personas, las personas son... increíbles.
Ellas también vinieron de un mundo en el que no les comprendían. Llegaron allí
y las palabras de los pétalos de las flores marcaron lo increíbles que son
ahora, todo el mundo se lleva bien, todo el mundo te habla, todo el mundo te
escucha todo el mundo te comprende. Esta es la ciudad Comprensión.
Me quedo a vivir en Comprensión. Si me necesitáis buscadme por sus calles.
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