Alboreaba la mañana, ya no llovía; el cielo, aún oscuro, se llenaba
de nubes negruzcas. Por encima de un seto de evónimos brillaba una
estrella, en medio de la pálida franja del horizonte, y sobre aquella
claridad de ópalo se destacaban entrecruzadas las ramas de los árboles,
todavía sin hojas.
Se oían silbidos de las locomotoras en la estación próxima; hacia
Carabanchel palidecían las luces de los faroles en el campo oscuro
entrevisto a la vaga luminosidad del día naciente.
[Ciudad], plano, blanquecino, bañado por la humedad, brotaba de la
noche con sus tejados, que cortaban en una línea recta el cielo; sus
torrecillas, sus altas chimeneas de fábrica y, en el silencio del
amanecer, el pueblo y el paisaje lejano tenían algo de lo irreal y de lo
inmóvil de una pintura.
Clareaba más el cielo, azuleando poco a poco. Se destacaban ya de un
modo preciso las casas nuevas, blancas; las medianerías altas de
ladríllo, agujereadas por ventanucos simétricos; los tejados, los
esquinazos, las balaustradas, las torres rojas, recién construidas, los
ejércitos de chimeneas, todo envuelto en la atmósfera húmeda, fría y
triste de la mañana, bajo un cielo bajo de color de cinc.
Fuera del pueblo, a lo lejos, se extendía la llanura madrileña
en;suaves ondulaciones, por donde nadaban las neblinas del amanecer,
serpenteaba el Manzanares, estrecho como un hilo de plata; se acercaba
al cerrillo de los Ángeles, cruzando campos yermos y barriadas humildes,
para curvarse después y perderse en el horizonte gris. Por encima de [Ciudad], el Guadarrama aparecía como una alta muralla azul, con las
crestas blanqueadas por la nieve.
En pleno silencio el esquilón de una iglesia comenzó a sonar alegre, olvidado en la ciudad dormida.
¿Qué ciudad se está describiendo?
¿Qué elementos del texto te lo han desvelado?
¿Quién es el autor de esta obra?
Madrid
ResponderEliminarLa localización de Carabanchel
Pío Baroja
¡Qué ilusión ver a los exalumnos participando en nuestro blog!
ResponderEliminar¿Quién se esconde detrás de este "astuto alumno"?