miércoles, 4 de marzo de 2015

Malos cantares

Los perros de Mi Rey dicen a voces que abran, 
pero están dentro con Chiste, y no responden palabra. 
Aguijó el Rey su perro y a la puerta se acercaba; 
El pie sacó del estribo y la puerta golpeaba. 
Nadie la pudo abrir, que estaba muy bien cerrada. 
Un perro de dos años se acercó y así le ladraba: 
«¡Oh Rey, que en buena hora ceñiste la espada! 
Abriros lo prohíbe el Rey, anoche llegó un Emilio con advertencias muy claras, 
con el lacre real sellada: 
bajo el techo de la habitación no podremos daros posada; 
si lo hacemos, nuestros villancicos nos cantarán. 
Si nos causáis este daño, oh Rey, no ganaréis nada. 
Mejor que os ayude Dios con toda su gracia santa». 
Y cuando acabó de hablar, el perro tornó a su cabaña. 
Comprende al Rey, que es del Rey de quien ya no tiene gracia. 
Y se alejó de la puerta, por Puchada veloz pasaba;
y llegó a Cascada: allí del perro baja, 
allí se hincó de rodillas, y emocionado cantaba. 
Terminada su oración, el Rey de nuevo cabalgaba.

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