Los sicarios del Padrino gritan a voces que abran,
nadie respondía por el miedo que se respiraba.
En ese momento el Padrino de su limusina bajaba
y se dispuso a realizar su llamada.
No podían abrir, ya que la puerta estaba cerrada.
Una muchacha joven se les acercó y les avisaba:
"Orden tenemos de disparar; no podéis cruzar esta entrada.
De la otra familia de la mafia hemos recibido una amenaza".
Una de las sicarias así mismo, lo dijo con esas palabras.
Mejor ayuda pedid a la policía, y refuerzo os mandarán."
A la vivienda la muchacha se retiraba,
y el Padrino así se alejaba
y a sí esta historia está terminada.
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