También estoy al día en la vida
de los campesinos, los cuales cada vez son más pobres, desgraciado del que
acabe con el hambre que yo tengo y en mi misma situación. Un día, vi que unas
personas, de repente, se hacían llamar protestantes, me decían que esto al papa
no le haría ni pizca de gracia, pero nunca entendí porque.
Otra cosa que debéis saber, es que el rey, hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere; desgraciadamente, nadie tiene el valor de enfrentarse a él.
Ah, por cierto, me llamo Pablos, el buscón. Espero que esta vida se me pase rápido, para en la siguiente tener más suerte, y pertenecer a la envidiada situación de la nobleza o el clero, pobre de mí, si acabo siendo un campesino.
Un día, tuve la suerte de poder contemplar una obra de arte, o quizás fue una desgracia, ya que el cuadro derrochaba pesimismo y desengaño. Al parecer, los artistas ya no representan la felicidad, si no la desconfianza hacia el hombre. El cuadro que vi, no era sencillo, de hecho; había muchos contrastes y para mi gusto, estaba demasiado recargado.
Otro día de mi absurda existencia, mendigando entre tacaños y enfermos de la peste, me encontré un libro, lo poco que entendí, debido a que en los mendigos y pobres ser analfabeto es de lo más normal, fue sorprendente y a la par divertido, lleno de, las llamadas por los escritores, figuras literarias. Al parecer, hay muchos libros, tanto para los nobles como para gente como yo.
Y hasta aquí os cuento lo que sé de esta época, cosa que deberían de hacer otros, no gente que es la cara oscura de este siglo.
Otra cosa que debéis saber, es que el rey, hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere; desgraciadamente, nadie tiene el valor de enfrentarse a él.
Ah, por cierto, me llamo Pablos, el buscón. Espero que esta vida se me pase rápido, para en la siguiente tener más suerte, y pertenecer a la envidiada situación de la nobleza o el clero, pobre de mí, si acabo siendo un campesino.
Un día, tuve la suerte de poder contemplar una obra de arte, o quizás fue una desgracia, ya que el cuadro derrochaba pesimismo y desengaño. Al parecer, los artistas ya no representan la felicidad, si no la desconfianza hacia el hombre. El cuadro que vi, no era sencillo, de hecho; había muchos contrastes y para mi gusto, estaba demasiado recargado.
Otro día de mi absurda existencia, mendigando entre tacaños y enfermos de la peste, me encontré un libro, lo poco que entendí, debido a que en los mendigos y pobres ser analfabeto es de lo más normal, fue sorprendente y a la par divertido, lleno de, las llamadas por los escritores, figuras literarias. Al parecer, hay muchos libros, tanto para los nobles como para gente como yo.
Y hasta aquí os cuento lo que sé de esta época, cosa que deberían de hacer otros, no gente que es la cara oscura de este siglo.
Los barrocos: Ana Martínez González, Andrea
Pereira Vicente, Jorge Vicente Pintus, Claudia Diego Vicente y Alejandra
Fernández Rodríguez, 3ºB.
Este es un gran texto, ya que parece que es el propio señor de dicha época el que nos habla directamente a nosotros los lectores.
ResponderEliminarMe encanta este texto ya que te da datos históricos, desde el punto de vista de un mendigo, hay momentos en los que hasta parece que es el propio mendigo el que está escribiendo este texto. También tiene una buena expresión, que hace que te pongas un poco en la piel de la gente de aquella época. He leído varios textos, y este de momento, es el que más me gusta
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