Mi ciudad es diferente, no tiene tantos edificios, ni siquiera tanta gente, es una ciudad pequeña, en un lugar casi inaccesible. En ella no hay nada igual, cada casa es diferente a la anterior, cada persona es especial, y a pesar de eso, todo el mundo se lleva bien, no hay problemas de si mi casa es más bonita que la del vecino, o si el jardín de la casa de enfrente está mejor cuidado.
Algunas casas son de madera, grandes o pequeñas; otras de piedra, una desigual, otra con treinta ventanas y dos puertas, otra con seis puertas y escasas ventas; también las hay que combina la piedra y la madera, y algunas, simplemente están a medias, no sabemos si serán rojas o verdes, azules o amarillas.
Lo único que apreciamos realmente en esta ciudad son los colores, como habéis podido apreciar. Están prohibidos los colores tristes, aquí todo representa una cosa, la felicidad.
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