viernes, 3 de junio de 2016

La ciudad dulce

En mi ciudad imaginaria y perfecta las casas serían de chocolate, los ríos estarían hechos de regalices y las nubes serían gominolas de las cuales caerían lacasitos cada vez que lloviera. Es una ciudad pequeña y acogedora. La gente que habita en ella sería muy agradable, muy dulces, como la ciudad en la que viven. Aquí todo sería diferente; nada de preocupaciones, ni de dramas, para eso ya habría tiempo en la ciudad visible. Puedes vivir tranquilamente, hagas lo que hagas y digas lo que digas, nadie te va a decir nada mientras tú seas feliz.

Para encontrar esta ciudad, sin nombre, es tan fácil como buscar dentro de uno mismo. 

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