LEANDRO.- Gran ciudad ha de ser ésta, Crispín; en todo se advierte su señorío y riqueza.
CRISPÍN.- Dos ciudades hay. ¡Quiera el Cielo que en la mejor hayamos dado!
LEANDRO.- ¿Dos ciudades dices, Crispín? Ya entiendo, antigua y nueva, una de cada parte del río.
CRISPÍN.- ¿Qué importa el río ni la vejez mi la novedad? Digo dos ciudades como en toda ciudad del mundo: una para el que llega con dinero, y otra para el que llega con nosotros.
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