"Cortad, desde hoy, las rosas..."
¡Que razón tenías
Señor Keating!
¡Cortad las rosas!
¡Cortad ese veneno funesto!
¡Cortad esos monstruos color negro!
Un negro teñido de sangre
a causa
de los insensatos
que, creyéndose a salvo,
abrazaron sus espinas.
Cortad esa droga
a la que muchos
somos adictos.
Quitadnos nuestro mal,
un mal,
que como buen cuchillo,
es de doble filo.
Te hará sentirte amado,
querido, dichado.
Te besará cada noche
entre las hojas
de tus inacabados poemas.
Y, entre esa tinta negra,
te hará el amor.
Pero luego,
para saciar su sed
te harán morir por dentro,
inyectaran en ti su veneno.
Un veneno que,
¡Que razón tenías
Señor Keating!
¡Cortad las rosas!
¡Cortad ese veneno funesto!
¡Cortad esos monstruos color negro!
Un negro teñido de sangre
a causa
de los insensatos
que, creyéndose a salvo,
abrazaron sus espinas.
Cortad esa droga
a la que muchos
somos adictos.
Quitadnos nuestro mal,
un mal,
que como buen cuchillo,
es de doble filo.
Te hará sentirte amado,
querido, dichado.
Te besará cada noche
entre las hojas
de tus inacabados poemas.
Y, entre esa tinta negra,
te hará el amor.
Pero luego,
para saciar su sed
te harán morir por dentro,
inyectaran en ti su veneno.
Un veneno que,
a través de sus espinas,
te clavaran
por el espacio roto
que cuidadosamente
deja en sus abrazos.
Pero no morirás,
no del todo,
pues eso no sería divertido.
Te harán chocar contra sus enredaderas,
enredaderas de mentiras,
veneno y maldición
de olvido, sangre y pasión ,
pasión de los
que como yo
caímos en su trampa.
Pobres, insensatos, aquellos
que se agachen
a oler su veneno,
un veneno de olor rosado.
Pobres insensatos
aquellos que acaricien su maldad.
Pobres imbéciles
como yo
que caimos sus garras
y forjamos nuestro olvido
¡Que razón tenias señor Keating!
"Cortad, desde hoy, las rosas..."
te clavaran
por el espacio roto
que cuidadosamente
deja en sus abrazos.
Pero no morirás,
no del todo,
pues eso no sería divertido.
Te harán chocar contra sus enredaderas,
enredaderas de mentiras,
veneno y maldición
de olvido, sangre y pasión ,
pasión de los
que como yo
caímos en su trampa.
Pobres, insensatos, aquellos
que se agachen
a oler su veneno,
un veneno de olor rosado.
Pobres insensatos
aquellos que acaricien su maldad.
Pobres imbéciles
como yo
que caimos sus garras
y forjamos nuestro olvido
¡Que razón tenias señor Keating!
"Cortad, desde hoy, las rosas..."
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