lunes, 11 de enero de 2016

El escarabajo de oro, Edgar Allan Poe

¡Ay, el oro!




 Todo esto que te voy a contar, en el más restringido secreto, comienza una fría y lluviosa tarde de enero, en un salón cualquiera, de una casa cualquiera, en un pueblo cualquiera.
Había dos siluetas oscuras, cada una en una esquina, opuesta de la otra, cabe destacar que las dos estaban situadas en su correspondiente sillón; y en el centro, una vela que con su tenue luz intentaba iluminar la sala, sin conseguirlo. Por esto, las dos siluetas estaban en las sombras; por tanto, digamos que son anónimas, digamos, visto lo visto, que no tienen cara, o incluso que esta es una situación ficticia que mi mente a creado para situar en el espacio la conversación que paso a contarte:
  -Bueno, ¿empezamos?-pareció murmurar entre las sombras una de esas anónimas figuras.
  -Cuando desee, caballero-respondió con tono grave la otra figura.
  -Muy bien, pues primero, cuénteme, ¿sabe quien es el autor de esa breve historia, contenida en las páginas del libro que sostiene en su regazo?

  -Pues si le soy sincero, se de buena mano que el autor es un tal Edgar Allan Poe
  -No se equivoca usted. Y ahora, dígame, ¿sabe cuándo hizo pública esta obra nuestro querido Poe?
  -Evidentemente que sí, de misma forma me encuentro completamente convencido de que este breve escrito se publicó cierto día de 1843.
  -Vuelve usted a acertar, mi estimado amigo. Continuemos, pues, por ese camino. Dígame ahora, más o menos, en que tema encuadraría esta cédula.
  -Pues de nuevo, sin dudarlo, le diría yo que misterio sería la palabra adecuada para describirlo, o tal vez aventura también serviría.
  -Coincido con usted, mi apreciado camarada. Ahora que ya hemos determinado aspectos básicos de este documento que hoy nos ocupa, podemos proceder a que me resuma usted dicho escrito, en breves palabras.
  -Con mucho gusto le compendio yo esta obra que tanto me ha gustado desde la primera hasta la última hoja.-la sombra pareció, en este preciso instante, recostarse en su cómodo sillón, preparado para llevar a cabo la tarea que su compañero le había encomendado- Veamos, cuando empezamos a leer las primeras páginas, un narrador desconocido nos presenta el lugar donde vive y a su querido amigo Legrand, un hombre de familia rica venida a menos, que tiene junto a el a su fiel criado Júpiter, un viejo negro que a pesar de la pobreza actual de Legrand se niega a dejar a su massa. Toda la aventura empieza cuando, en uno de sus habituales paseos por la playa, Legrand y Júpiter descubren un escarabajo dorado. Cuando vuelven a casa se encuentran al narrador de esta historia, y Legrand charla con él sobre el reciente descubrimiento, y se lo dibuja en un "papel". No obstante, cuando el narrador le echa un vistazo y se lo devuelve a Legrand, este último se queda muy abstraído y sorprendido. El narrador se va de la casa, ya que lo cree oportuno, y no vuelve a tener noticias de Legrand en un mes. Pasado este período, Júpiter se presenta en su casa, con una invitación de Legrand. Juntos llevan a cabo una aventura hasta un árbol, donde Legrand manda a Júpiter escalarlo y tirar al escarabajo "de oro" por el ojo derecho de una calavera situada en una rama. A continuación, Legrand lleva a cabo unas medidas, y les dice a sus compañeros que deben cavar en un lugar concreto. Pero no encuentran nada. Esto se debe a que Júpiter se confunde de mano izquierda, y piensa que es la derecha, de lo cual Legrand se da cuenta un tiempo después. De esta forma, vuelven al lugar, hacen las medidas adecuadas, y vuelven a cavar. Esta vez si que encuentran algo, un cofre lleno de oro y joyas.-la silueta se remueve en su sillón y carraspea- Ahora viene la mejor parte, que es cuando Legrand le explica al narrador como ha descubierto todo el secreto, pero no se lo destriparé vilmente, amigo mío, debe ser usted el que lo descubra.
  -Muy bien, camarada, te has extendido un poco más de lo que me parecería oportuno, empero, creo que ha merecido la pena. Por último te pediré que me cuentes qué te ha parecido, y que lo recomiendes si te parece oportuno.
  -De acuerdo, le diré que me ha encantado, ya que es muy interesante como se puede redactar una aventura tan interesante y excelente en unas pocas páginas. Además, también cabe destacar que deja muy buen sabor de boca al finalizar. Yo diría que la mejor parte son las últimas hojas. Y en cuanto a la recomendación, simplemente tengo que decir que toda aquella persona que le entretenga una aventura intensa, debería leerlo, ya que es excelente. Poco más puedo decir, a excepción de que es una de esas lecturas que te crea la sensación de haber vivido una experiencia única, y te deja con ganas de más.
  -Compañero, tenía mi recelo en cuanto a este libro, pero me ha animado usted a releerlo, ya que han pasado ya treinta años desde que lo leí. Me ha encantado charlar con usted.
Las dos figuras se levantaron, se estrecharon la mano y, en ese preciso instante, el fuego de la vela se extinguió y todo quedó sumido en una frágil oscuridad.

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