Pomona y Veturno de Francesco Melzi |
Vertumo llegó de coger fruta y esperaba por Pomona a la sombra de un manzano.
POMONA:¿Ya estás
vagueando? Has recogido medio cesto de fruta y ya te lo estás
comiendo.
VERTUMO: No vagueo,
estoy catando el fruto de mi esfuerzo. ¿Acaso has obtenido tu más
fruta que yo?
POMONA: Cállate. No
sabes lo que es trabajar duro. Te voy a dar una lección.
VERTUMO: ¿Que haces?
Estás comiendo de mi fruta. Come de la tuya y no seas aprovechada.
POMONA: Te estoy
dando una lección, ahora sabes lo que es que se aprovechen de ti.
VERTUMO: ¡Pero tendrás
morro! Esto es inaudible.
Se levantan muy
enfadados y comienzan a andar. Ámbos quieren fastidiar al
otro. Pomona, en un arrebato, pone veneno en una de sus manzanas.
POMONA: Vertumo, vamos
a hacer las paces, te invito a una manzana.
VERTUMO: Muchas
gracias, Pomona, me he portado como un tonto, lo siento.
Y, pidiéndole
perdón, le pegó un mordisco a la manzana. Más tarde, cayó al suelo
muerto.
POMONA: ¡Oh dios
mío!¡Qué he hecho!
Pomona, al contemplar
el cadáver de su amigo perdió la cabeza.
POMONA: Soy un
monstruo, no merezco esta vida. Mi pecado debe ser castigado.
Y diciendo
esto, mordió la manzana envenenada, cayendo al suelo muerta.
Julián Javier Rodríguez
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