sábado, 28 de marzo de 2015

El martirio de San Sebastián

El martiro de San Sebastián de Pollaiuolo

Sebastián pone su mirada en el cielo mientras siente como las flechas se clavan en su torso sin ropaje. 

SEBASTIÁN: Vosotros, intentareis matarme, acabar conmigo  pero no va a ser así, no vais a conseguirlo, ya que detrás de mí y de mis actos una gran cantidad de hombres estarán dispuestos a dar su vida por acabar con mis asesinos y conseguir vengarse de los malditos que osan hacerse con lo que me pertenece.

PRIMER BÁRBARO: Haces bien en decir todo eso, ya que estas serán tus últimas palabras y nadie más sabrá nada de ti. Si yo estuviese en tu lugar aprovecharía estos momentos para decir algo inteligente, y no para hacer aumentar nuestras ganas de acabar contigo.

SEBASTIÁN: Sé que creéis que estos son mis últimos momentos, el cielo está azul, y el agua más clara de lo habitual, mas las apariencias engañan. En menos de lo que piensas mis guerreros estarán aquí para eliminaros, y, dependiendo de como os comporteis conmigo, vuestra muerte será más digna o más horrible   

Sebastián lo afirmó con un tono de voz que prometía cumplir con lo que decía.

SEGUNDO BÁRBARO: Mi señor quizás todo lo que este hombre está diciendo no es mentira, ¿y si realmente vienen guerreros para acabar con nuestras vidas?

PRIMER BÁRBARO: No sé si es cierto, pero este mal nacido va a morir, no voy a permitir que pueda caminar por nuestras calles después de el daño que me ha causado a mí, y a mi familia.

De repente los salvajes que tenían secuestrado a Sebastián escuchan el sonido de decenas de caballos acercándose a gran velocidad.

SEBASTIÁN: Os dije que mis hombres acudirían para ayudarme, ahora ya podéis matarme, ya tengo claro que no vais a salir bien parados de aqu.

PRIMER BÁRBARO: Pues hoy es tu día de suerte, espero que disfrutes de tu fin. ¡Chicos, cargad vuestras armas, y disparad a mi señal! ¡Tres, dos, uno, espero que sufras!

En ese instante el cuerpo de Sebastián recibió cinco flechas, y pocos minutos después sus caballeros mataron a todos los salvajes que participaron en esta barbarie. En ese día el río que cruzaba aquellas tierras dejó de llevar agua cristalina, ya que estaba tintada con la sangre de aquellos que lucharon por su honor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las palabras y las opiniones nos ayudan a enriquecernos. Los viajeros de esta expedición queremos llegar a nuestro destino mucho más ricos.