Como
ácido que corroe mis labios,
encoje
mi garganta
y fragmenta mi corazón,
Oh
dios mío porque tanto dolor
que
aquellos besos de cristal se hayan convertido en lujuriosas lágrimas
saladas.
En
palabras olvidadas
yo
te imploro.
Libérame
de mi prisión.
Soy
un mártir de piedra.
Arranca
mi musgo y florece en mi alma
Ángel
de rosas.
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