domingo, 29 de marzo de 2015

El dormitorio en Arlés

El domitorio de Arlés de  Vicente Van Gogh
Un sencillo dormitorio, cuatro paredes, un suelo, un techo, muy simple. En la pared unas ventanas, unos percheros y varios cuadros. En los laterales, una cama, una pequeña mesa y un poco más lejos una silla. 

CAMA: ¡Qué gran y bonito día el de hoy! Al fin, estos dos tortolitos se van a dar un ‘para siempre’.

SILLA: Sí, sobretodo bonito.

CAMA: Silla, no sé que te pasa, deberías estar muy entusiasmada por este enlace, ya que a nosotros, los muebles, nos favorece en cierta forma.

SILLA: Te favorecerá a ti cama, pero a mí no, no le veo sentido a esto, porque no hacen buena pareja, que es esto de que un cuadro, se case con otro… ¡Así va la vida!

Después de unas horas la toalla, que es el oficial que los va a casar, es decir, el cura, está preparada para anunciar y concluir el casamiento. 

TOALLA: ¿Alguien, aquí presente, se opone a este casamiento?

SILLA: (Enfadada) Sí, yo me opongo, y me da igual, como me podáis ver o mirar, lo que me digáis, pero no puedo fingir más, no. Y a todo esto, tengo que revelar, que a mí, Jonnhy, uno de los cuadros, me besó la noche anterior. Podrá ser escandaloso, pero para mí el beso que me dio, fue con cariño y a la vez con rebeldía. Lo siento, perdón Elisabeth, pero, te lo tenía que decir, esto no podía quedar oculto.

JONNHY: Silla tiene razón, y pido perdón por no decírtelo, pero es que a hay una razón, bueno varias. Yo me casé contigo, por el bien de este espacio, pero yo nunca te amé. Silla, para mí ese beso, no sinificó nada. Pido perdón a las dos. no puedo seguir con esto.

Elisabeth y Silla se enfadaron tanto que saltaban chispas, chispas de verdad, porque la silla prendió fuego a la habitación. El pequeño dormitorio, cuatro metros cuadrados, cuatro paredes, una cama, una mesa, una silla, unos percheros con toallas, una ventana y dos cuadros, hechos cenizas. Al fin y al cabo, la llama, se acaba apagando. 

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