Expedición a la Edad Media

Era lunes. Estábamos aún dormidos, a pesar de ser ya las 12:00h de la mañana. La clase de Asun se iba a hacer muy aburrida porque esta vez tocaba la literatura en la Edad Media. Todos pensábamos que iba a ser un muermazo. Ella entró como de costumbre con su carpeta y su Ipad. Y las explicaciones comenzaron, primero haciendo una breve introducción sobre la Edad Media, que más o menos era así: La Edad Media es la etapa histórica que comprende desde la caída del Imperio Romano (año 476) hasta el descubrimiento de América (1492).

Asun, después de estas explicaciones, preguntó si alguien tenía alguna duda, pero como todos éramos muy listos dijimos que no. Las explicaciones iban a continuar, no parecía muy complicado, pero sí bastante aburrido. Y ahora nos tocaba tomar apuntes de las características generales de la literatura medieval: la importancia de la transmisión oral, el carácter anónimo de sus autores, la finalidad didáctica o moralizante...

Seguía con sus apuntes, casi no teníamos tiempo para copiar. A veces, nos quejábamos para que fuera un poco más despacio, pero ella nos decía que si no nos daría tiempo. Mientras copiábamos ella tecleaba en su Ipad. Se oía el tic, tic, tic cada vez que tocaba en algo. De pronto alguien se quejó de que su mesa se había evaporado. No sabíamos lo que estaba sucediendo, pero la clase se había transformado en una plaza de un pueblo. Era como si de pronto estuviéramos viendo una película sobre la Edad Media, como si estuviéramos dentro de ella, pero en realidad nadie podía vernos. Mientras la gente caminaba a nuestro alrededor la profe seguía hablando. Nos explicaba que en la Península había cuatro grandes núcleos líricos.

Cuando nos dimos cuenta a alguien le sonó el reloj. Eso significaba que tocaba cambio de clase. La profe nos dijo que tendríamos más tiempo para su asignatura, porque había cambiado algunas horas con otros profesores (ese aparato, que había utilizado para situar la clase en la Edad Media, se lo había prestado un amigo. Era algo en lo que estaba investigando y necesitaba probar que funcionaba, que nos transportaba a la época y al lugar al que quisiéramos).

Por lo tanto, Asun continuó con su clase. Esta vez, nos situó en una plaza de un pueblo, donde unos juglares  recitaban de memoria unos cantares de gesta. Danzaban, tocaban instrumentos, recitaban y hacían verdaderas acrobacias.

Acto seguido, nos sentamos a ver una obra de teatro, y todo ello sin movernos de nuestro asientos. ¡Era divertidísimo! Pero primero, la profe nos explicó por encima las características del teatro de esa época.

Ya nos dolían las piernas de estar sentados. Asun nos dejó diez minutos para que despejáramos un poco las piernas, la cabeza y habláramos de otras cosas porque en breve nos sacaría de nuestra clase y nos llevaría al mundo del mester de clerecía.

Y sin más rodeos, nos mandó sentar en nuestros pupitres. Aparecimos en un monasterio, donde observamos como Gonzalo de Berceo estaba trabajando en su obra Los Milagros de Nuestra Señora. Despés nos fuimos a conocer a Juan Ruiz, Arcipreste de Hita. Descubrimos que muy poco se sabe de su vida pero sí se conoce su obra El Libro de Buen Amor. Asun, hizo de nuevo una pausa. Estábamos todos muy cansados y aún nos quedaba mucho de clase. Decidida a continuar guiándonos por la Edad Media, fuimos a parar al castillo de Don Juan Manuel, este hombre se convirtió en uno de los hombres más ricos y poderosos de su época. También fuimos a conocer a Fernando de Rojas y su obra La Celestina.

Finalmente, se había terminado la clase de lengua y literatura española. Tuvimos la oportunidad de conocer los ambientes de la época y de mezclarnos entre la población y todo sin salir de clase. A ver con qué nos sorprende la próxima vez la profe Asun. 

Los mediavales: Francisco, Raúl, Gabriel ,Martiño y Adrián de 3º A